En este punto del camino sabíamos que seguir avanzando en el desarrollo de Pablo como atleta, implicaba dar pasos adelante con una visión que nosotros, como padres, le podíamos ayudar a construir, entendiendo que son las pequeñas acciones diarias las que van forjando hábitos y preparando a las personas para los grandes desafíos.
Con más dominio de lo que representaba el mundo de la natación para atletas convencionales y especiales, en el año 2001 obtuvimos información acerca de la organización internacional Olimpiadas Especiales, cuyos juegos olímpicos de verano, se celebraban, desde su Fundación en el año 1962, en los Estados Unidos. Conseguimos el teléfono de la organización y nos comunicamos con el responsable de la disciplina de natación en Venezuela, hablamos de Pablo y de su exitosa participación en eventos de natación con atletas convencionales; de su parte, unos meses más tarde nos invitó al Campeonato Nacional Especial, a celebrarse en Barquisimeto, estado Lara, en el mes de junio del 2001, con ésta invitación nos abocamos a la preparación de Pablo, llegada la fecha, viajamos a Barquisimeto con Pablo y su entrenador Victor Albarran. El evento se inicia con un desfile con los atletas y entrenadores de los estados participantes: Distrito Federal, Estado Carabobo, Estado Lara y por primera vez el Zulia hizo su entrada. Portando con orgullo el estandarte del equipo Bellas Artes, con un atleta, un delegado y un entrenador.
En dicho evento Pablo ganó tres medallas de oro, en las pruebas de los estilos libre, espalda y pecho, también fue invitado a integrar el equipo del estado Carabobo y a participar en el relevo 4×4, resultando ganadores de la medalla de oro. Esta ocasión sirvió para que la organización nacional considerara a Pablo como una promesa olímpica y gracias a los resultados obtenidos fue seleccionado para participar en las Olimpiadas Nacionales Especiales a celebrarse en Valencia, Estado Carabobo, en noviembre del año 2002 .
Este logro nos llenó de orgullo y reafirmaba una vez más que este hecho, era solo posible con un trabajo como el que emprendimos, fortaleciendo con paciencia y trabajo duro sus habilidades y con una fe sostenida en sus capacidades. Ver a Pablo, a sus 15 años, seleccionado para participar en las Il Olimpiadas Nacionales, no era producto del azar ni de la suerte, no saltó ningún peldaño, lo fue construyendo paso a paso y madurando como atleta seguro de sí mismo, y de lo que quería, acompañado de su entrenador, de nosotros como padres y de su hermano, todos absolutamente comprometidos en ayudarle a crear una plataforma sólida para su crecimiento como atleta y como ser humano, todo esto pasaba por el cumplir de manera rigurosa sus horas de entrenamiento, iniciar un trabajo físico que aumentará fuerza y resistencia, acompañado de una asesoría en el área alimenticia y de fortalecer su autoconfianza y autoestima, haciendo frente a este desafío con inteligencia y rompiendo las barreras mentales y paradigmas de la gente.
Después de este evento, el equipo Bellas Artes fue invitado por la Asociación Zuliana de Deportes acuáticos (AZUDA) a participar en el Campeonato Estatal de Masificación (normalmente era un evento para atletas convencionales) con la participación de todos los clubes que hacían vida, para el momento, en el estado Zulia, el evento se realizaría en el Complejo Polideportivo Rafael Vidal. Cumpliendo el Club con todos los requisitos para la participación en el evento, surgieron algunas dudas alrededor de la participación de Pablo como atleta especial y algunos temores por la creencia de que las personas con Síndrome de Down tenían poco control de sus impulsos y eran propensos a reacciones agresivas, solventando este impasse, se realizaron las inscripciones, Pablo pudo participar junto al equipo en el evento competitivo. Lo sabía la directiva del equipo y los entrenadores, a si como nosotros, que Pablo tendría un comportamiento de altura como atleta, bastaba demostrarlo al resto de las personas.
Este evento marcó un gran paso en el proceso de inclusión que habíamos iniciado, y seria también, un recuerdo memorable para todos los presentes al romper mitos y creencias preestablecidas con respecto al Síndrome de Down. Primeramente, ver a nuestro hijo como uno más, como un atleta más entre tantos que participaban en un evento deportivo. Estábamos muy emocionados al verlo caminar, con seguridad y aplomo, hacia el taco de salida, en lo que sería su primera prueba competitiva a este nivel, Pablo tomo su lugar y al ser nombrado por el comentarista del evento, nos dimos cuenta que la emoción se había esparcido, y que gran parte de las personas presentes en las enormes gradas del sitio aplaudían con nosotros y gritaban Pablo, Pablo, Pablo!!!.
Aquella mañana derramamos lágrimas de alegría, entre incredulidad y emoción, Pablo recibió respeto y admiración. Este evento abrió definitivamente las puertas al inicio de un proceso inclusión -que aún hoy estamos trabajando por consolidar-, y confirmó, que para construir grandes logros, se requiere de grandes desafíos, que era el mix entre nuestra persistencia y el carácter de Pablo, lo que le permitió caminar con paso seguro, confiando en sus capacidades. De allí en adelante ver a Pablo, siempre presente en copas y campeonatos se convirtió en lo que tenía que ser, un hecho absolutamente normal.
Finalizado este compromiso seguimos con la preparación para los II Juegos Nacionales de Olimpiadas Especiales, Carabobo 2002. Víctor Albarrán, quien era su entrenador hasta ese momento y la persona que lo acompañó y lo guió exitosamente, dejó el entrenamiento de Pablo y posteriormente la academia de natación para dedicar su tiempo a proyectos personales y profesionales, nosotros nos quedamos en blanco, una pequeña crisis, éramos conscientes que el trabajo debía seguir y nos acercamos a un joven de sólo 21 años, con un gran potencial y buena imagen por su proactividad y responsabilidad como entrenador en la Academia Bellas Artes – y también conocido por su trayectoria como triatlonista-, solicitamos su colaboración en el entrenamiento de Pablo, y así fue como comenzó una nueva fase en la vida de Pablo, su amistad con Amancio que aún hoy no termina.
Corría el año 2002 y Pablo inicia su preparación para lo Juegos Nacionales con su nuevo entrenador Amancio Gutiérrez y la preparación física con Guillermo Batista, dos personas que supieron cruzar esfuerzos y voluntades, y ofrecer a Pablo un entrenamiento de calidad, sea en agua como fuera de ella, lo cual implicaba un esfuerzo doble en tiempo que Pablo asumió consciente del reto que tenía por delante.
Estos Juegos Nacionales se realizaron en el polideportivo Misael Delgado Guerrero, Pablo volvió a ser el primer Zuliano en hacer presencia como nadador, todas las delegaciones fueron alojadas en la Villa Olímpica con una excelente organización y apoyo logístico, sin embargo el Zulia no tenía una organización formal y nosotros con Pablo nos alojamos en un hotel de la ciudad.
Se inician los juegos, Pablo participa en tres competencias resultando ganador de tres medallas de oro en los estilos libre, espalda y pecho, ganando su pase por la puerta grande a las Olimpiadas Mundiales Especiales, evento donde participaron atletas de todos los países del mundo y en todas las disciplinas deportivas, a celebrarse por primera vez fuera del territorio de Estados Unidos en Dublín, Irlanda en Junio del 2003. “Agradezco a mis entrenadores Amancio y Guille, mi hermano y mis padres ellos me inspiraron y ayudaron a prepararme” dijo Pablo a una periodista de la prensa local después de recibir sus tres medallas y su pase a las Olimpiadas.
Eso que habíamos soñado, ahora era realidad para nuestro Pablo, después de saborear estos momentos únicos y de llenarnos el alma de esa emoción y regocijo, regresamos más motivados que nunca a continuar la preparación para este nuevo reto, pero, justo en ese momento se desata en el país una profunda crisis político y social, la huelga petrolera y el paro nacional, que produjo una paralización de las industrias, comercios, y universidades, escasez de gasolina y transporte público, desatando un gran caos social y económico, a pesar de todo esto, Pablo junto a su equipo de entrenadores, siguió su entrenamiento enfocado y con la buena fortuna que la piscina estaba a menos de 100 metros de nuestro hogar, esto facilitaba trasladarse sin dificultad.
El equipo que acompañó a Pablo fue maravilloso, seis especialistas hicieron su trabajo en conjunto, aportando cada uno sus conocimientos con sinergia, fluyendo integrados a su preparación y avanzando. Como padres creemos que hay deudas pendientes desde el amor que son impagables, así que es oportuno reconocer, como un acto de lealtad y agradecimiento a:
– Amancio Gutiérrez quién junto a Jaime Viloria hicieron un excelente entrenamiento, combinando el trabajo técnico con estrategias de velocidad y resistencia en distintas sesiones de entrenamiento, además del acompañamiento que ambos brindaron a Pablo en afecto.
– Guillermo Baptista, responsable del entrenamiento físico, una influencia positiva en su vida afectiva y en su desarrollo como atleta integral.
– Dr. Giuseppe Greco, su médico deportivo quien cautivado por la evolución de Pablo como atleta no escatimo tiempo en brindar las recomendaciones médicas y el asesoramiento a entrenadores.
– Psic. Andrés González en el asesoramiento en la parte emocional y su guía espiritual permanente.
– Lic. Alina Acosta su asesora nutricional, con su humor y inteligencia reconoció las necesidades de Pablo y las integró en dietas propias de un atleta.
Cada uno aportó lo mejor de sus saberes en una sola sinergia, permitiéndoles conjugar integridad profesional, ética, lealtad y compromiso con el sólo interés de aportar lo mejor a nuestro hijo. Ese ánimo y apoyo también lo sentimos de parte de niños, jóvenes y padres de la Academia de natación, así como de los alumnos y maestros del Colegio Bellas Artes, y de la comunidad y prensa regional.
En este proceso de preparación a las Olimpiadas Especiales fuimos invitados al programa “Ángulos” de Monseñor Ocando Yamarte, uno de los programas más bellos y completos sobre la vida de Pablo, fue además Monseñor quien lanzó una campaña para ayudar a financiar el viaje y la adquisición de indumentaria, a esta campaña respondió la “Secretaria de la Presidencia de la Republica” cuyo aporte fue pasado a la organización Olimpiadas Especiales Venezuela para ayudar a otros atletas que así lograron montarse en el avión rumbo a Dublín.
Se dieron otras iniciativas muy especiales, imposible olvidar, la apertura de la Fundación Colegio Bellas Artes para financiar parte de los gastos del entrenador acompañante de Pablo, también, la Copa Pablo Pimentel con participación de los clubes de natación organizada en conjunto con el gimnasio Cardium – donde Pablo llevaba a cabo su preparación física – de la mano de Guille y su equipo ofrecieron clases de taebox y aeróbicos para el público en general en los espacios del Colegio para recaudar fondos.
Siempre estaremos agradecidos de estos gestos de solidaridad y amor por Pablo. Los eventos en su vida hicieron aflorar lo mejor de los sentimientos de la comunidad marabina, el desataba una corriente de energía positiva que se sentía en todas partes, estas muestras de afecto, de buenos deseos llenaron el corazón de pablo y el nuestro.
Nuestra comadre Luisa Patiño relata lo siguiente: ”A propósito de su viaje a Dublín conocí otra de las facetas más hermosas de Pablo, además de la seguridad en sí mismo, el orden y la luminosidad que siempre lo acompañan, me maravillo hasta las lágrimas con su humildad y sentido de agradecimiento cuando espontáneamente tomó la palabra, en el sencillo acto de despedida, para dar unas emocionadas gracias por el apoyo que sus amigos, su familia, tíos, sus entrenadores, le dimos para su viaje a Irlanda. Aquel fue un momento conmovedor e inolvidable, yo no sabía que él había comprendido plenamente e internalizado el esfuerzo de todos por amor a él y ya no fue más pablito sino Pablo, seguro de sí mismo, observador, detallista, sereno, alegre, con sentido del humor, cariñoso y agradecido pero sobre todo humilde, todo eso es Pablo, creo que que en ello radica su esplendor”.