En Limerick, la tercera ciudad en población más grande de Irlanda, al oeste de Dublín el tercer evento mundial de natación exclusivo para atletas con síndrome de down. Este evento estuvo presidido por el éxito de los juegos Olímpicos celebrados en ese país, Pablo logró su clasificación en la ll válida de natación realizada en Anaco, rompiendo también varios récords nacionales.
El evento se llevó a cabo en la Universidad de Estudios Superiores Limerick un campus ubicado dentro del Parque Tecnológico nacional en la zona de Plassey, un lugar hermoso por sus instalaciones, espacios verdes, bibliotecas, zonas deportivas y de estudio, cafés y restaurantes, rodeados del río Shannon, un excelente ambiente para compartir, al igual que durante las olimpiadas (unos años antes) la población estaba preparada para dar la bienvenida a las delegaciones deportivas.
Se inscribieron 150 atletas de 15 países, las delegaciones completas de 14 países hicieron presencia el dia de la inauguración, la delegación Venezolana se presentó con la delegación incompleta, con sólo dos atletas, el resto se encontraba varada en el aeropuerto de Maiquetía, en espera de encontrar vuelos de conexión que los llevará a Limerick, dentro de este grupo se encontraba Pablo y 11 compañeros más entrenadores, delegados del Ministerio y miembros federativos que conformaban la delegación del país.
Luis Ignacio y yo habíamos viajado en la fecha acordada, después de despedirlos en el Instituto Nacional del Deporte (IND) en Caracas, con el acuerdo que ellos viajarían unas horas después, así que solo nos quedó esperar confiados en que llegarían después de nosotros, en esos días compartimos, conocimos la ciudad degustando la culinaria irlandesa y así visitabamos la universidad donde se hospedaba los atletas esperando recibir noticias de la llegada de Pablito y sus acompañantes.
Con este retraso las autoridades del evento en un gesto de solidaridad decidieron por unanimidad dar una espera de dos días. Tiempo que permite el arribo de nuestra delegación después de pasar un periplo de seis aeropuertos internacionales: Caracas – Bogotá – París – Londres – Dublín – Limerick, es decir 24 horas montados en un avión para llegar de madrugada. Esa misma mañana se dio inicio a las competencias, en situación de desventaja para los venezolanos, por la tensión y estrés, la alimentación inadecuada, el jet-lag producido por el cambio del huso horario, aparte de todo esto, a algunos de los atletas no les llegó el equipaje, como a Pablo!.
Nuestros atletas dieron una demostración de fortaleza al cumplir con el programa de competencias que había sido reestructurado. Aun en estas condiciones el compromiso estuvo presente en el equipo de relevo 4×25 libre se alzaron con una medalla de bronce y nuestro Pablito trajo una medalla bien merecida.
A pesar de que el regreso al país estuvo marcada por la misma desorganización hubo aspectos positivos que son necesarios mencionar, primero, el esfuerzo de las autoridades de este mundial en abrir nuevas posibilidades a los nadadores down, la atención recibida fue impecable, su comprensión con la situación de la delegación del país; los gestos de compromiso de las familias que ayudamos a solventar situaciones con los atletas que no tenían a sus padres cerca, la actitud de Arnaldo Garrachan hijo, Luis padre y Luis hijo en suplir a los delegados oficiales en sus roles en el evento – por el no dominio del idioma inglés -, en las relaciones institucionales con las autoridades del deporte irlandés (Garrachan), en los aspectos técnicos de la disciplina (Luis hijo) y en temas de representación en la Asamblea de las delegaciones – donde se presentan proyectos para el avance de las organizaciones deportivas, escogencia de las nuevas autoridades y sede del próximo evento – (Luis padre); así como el ambiente de fraternidad y camaradería que se dio entre los atletas donde solo priva la amistad, la solidaridad y la bondad.
De regreso nos quedó una profunda reflexión y aprendizaje de la realidad que nos arropaba (y que aun nos arropa) y es la falta de control en el manejo de los recursos del estado destinados – en este caso – a un evento que tenia mas de dos años previstos, así como la actitud de sumisión por parte de los entes federativos frente a situaciones como las vividas, olvidando los principios deontológico que rigen universalmente el deporte.